En un negocio u organización de cualquier tipo, es necesario saber sumar, sumar capital humano para que alcancen resultados.
Las cabezas de una empresa u organización no están para hacer todo, sino para dirigir, encaminar, dar certeza, enseñar… En una palabra, para liderar. Ser líderes.
Y el término preciso es delegar. ¿Cuesta decidirse? La verdad es que sí cuando no estás acostumbrado y te sientes más cómodo en un esquema laboral individualista. Da “miedo” que otro compañero se haga cargo de algo y lo haga mal.
Sucede que hoy más que nunca necesitamos avanzar, convencer, conquistar, superar, y para ello es indispensable trabajar en equipo. La suma de esfuerzos y talentos de los integrantes de un negocio son la clave.
Dice Jacqueline Betancourt (en la revista Entrepreneur) que cuando delegamos responsabilidades adquirimos varias ventajas, entre las que destaca que también los miembros de tu equipo se benefician, pues sienten la satisfacción de un trabajo bien hecho y con buenos resultados.
También a la inversa: quien no delega en sus compañeros les demuestra que no sabe confiar, guiar, enseñar y afecta en la motivación de sus equipos y en su liderazgo organizacional.
Recuerda que quien delega reduce su carga de trabajo, ahorra tiempo, aprende a comunicarse persuasivamente, fortalece su liderazgo, desarrolla sus habilidades de supervisión y entrenamiento. El trabajo se vuelve más motivante y genera seguridad en sus compañeros al confiar en ellos.
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