Mientras se reactiva todo, Houston es paraíso para quienes buscan la vaccine. Ligerito, dos o tres días nomás. De paso un buen restaurant, un minishopping, visita a Wallgreens o CVS y, de pilón, tarjetazo en el duty free. Fin del viaje. Nos vemos en 21 días.

Por supuesto, el encierro por la pandemia genera desesperación, ansiedad, casi demencia. Ha vuelto extraordinario lo que antes despreciábamos y, a la primera oportunidad, no queremos desaprovechar. Es el caso de los eventos sociales. Importantes o no, de etiqueta o de bermuda, de yate o de cayuco, ya hacen falta. Somos socialitos por naturaleza.

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